Bailey Brooke bien follada en la camilla de masajes

Duración 04:52 Mira 439 Presentar: 2021-09-20 02:49:11
Descripci: Facial rejuvenecedor. Bailey Brooke entra en la sala de masajes y es recibida por un masajista en la recepción. El masajista la reconoce como una habitual y le pregunta si está aquí para su habitual masaje sueco de 60 minutos. Bailey sonríe pero dice que en realidad, acaba de superar una mala ruptura y siente ganas de darse un capricho con algo especial. El masajista, Ryan Driller, se compadece y dice que debería elegir algo con muchos mimos, como una envoltura de barro o un facial rejuvenecedor. Bailey comenta que un facial en realidad suena justo como lo que ella necesita en este momento, y le agradece mientras la lleva a una habitación privada. El masajista le pide a Bailey que se quite la blusa y se acomode en la silla, y que coloque una toalla sobre su pecho. Él sale de la habitación y ella se toma su tiempo para desvestirse. Poco después, el masajista llama a la puerta y ella lo invita a pasar. Ryan comienza cepillándole el cabello y masajeando su cuero cabelludo durante un minuto más o menos para relajarla. Luego, le tira suavemente del cabello para cubrirlo con una segunda toalla, para evitar que su cabello se meta en él. Le aplica una pequeña cantidad de crema en la cara y la frota suavemente con los dedos. Luego toma una toalla y le limpia suavemente la cara. Sin embargo, dice que se da cuenta de que sus ojos están un poco hinchados y supone que ha estado llorando mucho por la ruptura. Discuten su ruptura con más detalle mientras él continúa masajeándola. Para cuando comienza a masajearle el pecho y la parte superior de los senos, han desarrollado una gran relación. El masajista comenta que no ve cómo un hombre podría desperdiciar su oportunidad con una mujer como ella. Si tenía la suerte de estar con ella, la atesoraría todos los días. Ella parece conmovida por sus palabras e invita a Ryan a sus brazos para un encuentro sexual tórrido. Ryan le da un tratamiento facial en más de un sentido, ¡el final catártico perfecto para un mimo que tanto necesita!
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